Gea II

viernes, 2 de julio de 2010


Voy en la carretera camino a Boyacá. Miro por la ventana el paisaje. A lo lejos se divisan 2 columnas de humo, que se levantan como demonios que suben al firmamento, tratando así de hacernos daño con sus miles de partículas dañinas – que más parecen tentáculos infernales- para la capa de ozono, nuestra protección contra los rayos UV. Y aún nos quejamos del calentamiento global y los cambios de temperatura bruscos -y raros- que ocasiona. No sé de aún donde provienen las columnas de humo. Sigo mirando la ventana, pasan algunos minutos. Ahí está la industria culpable de esos monstruos, pero no son solo dos, son varios. Me duele, me duele en el corazón. Me da rabia, una ira que me cala los huesos y se apodera de mí. No lo sé. No entiendo. ¿Cómo preferir un “supuesto” progreso que nos mata lentamente? Y no preferir preparar y cuidar uno mismo la tierra para luego alimentarnos de lo que con esfuerzo hemos cuidado?

No. No estoy en contra del progreso, es solo que el progreso que supuestamente estamos teniendo es falso, nos matamos lentamente, matamos nuestra tierra lentamente, nos hacemos los ciegos, pero eso sí, sí nos quejamos del calor, de que el clima esta cada vez más impredecible, nos quejamos de que la naturaleza este en huelga, nos quejamos que la tierra este reclamando una justicia que el hombre debió aplicar desde el principio. Y como el ser humano es tan correcto que forma guerras solo por un poco de papeles verdes, sin importar las vidas que se pierden en guerras absurdas y anormales, entonces pues debe hacerle buena justicia al medio ambiente. ¿No?

Me siento cansada, solo bajo mi cabeza, no quiero seguir viendo lo que estamos haciendo con el planeta. Centro mi mirada en la pantalla… Me duele, me duele demasiado, como para rendirme y es que el dolor te vuelve más fuerte. El problema es saber controlar eso, volverte fuerte, invencible. No insensible.

No son solo las industrias, es el desprecio hacia la naturaleza en general lo que me causa tanta tristeza. Ver que la gente maltrata a un animal, cree que es un juguete, lo compra, mientras esta pequeño para arriba y para abajo con el animalito, luego cuando crece y el animal está totalmente seguro con su “dueño” le dan una puñalada por la espalda, una traición de la peor clase. Traicionar a un ser puro. Imperdonable. Lo abandonan a su suerte en la carretera, obligado a vagar sobre un destino incierto, en un 99% de los casos lo suficientemente malo, como para llorar y lo aseguro, para que a mí se me agüen aunque sea un poco los ojos debe suceder algo lo suficientemente fuerte, inhumano y doloroso. ¿Te gustaría que tu mejor amigo muriera debajo de las ruedas de un camión? ¿Se viera obligado a comer lo que pueda, en la basura? ¿Te gustaría sentirte traicionado por la persona en la que más confías? ¿Sería tan si quiera capaz de soportar ese dolor? Si eres aunque sea un poco humano estoy segura que no.

Tampoco soy capaz de seguir soportando actos tan imbéciles, irracionales, estúpidos…etc. Como la tauromaquia, la caza de ballenas, la industria peletera, la vivisección, la caza de tiburones con gatos y perros vivos – o muertos- la matanza de focas. En fin, no estoy de acuerdo con la muerte innecesaria de un animal por deporte, o por supuesta ciencia. Experimentos que han atrasado 100 años la ciencia. No es justo. No es racional. Como testear productos de consumo humano en animales, tú no eres igual a un conejo, a un perro, a un simio, sencillamente tienen diferencias fisiológicas muy marcadas. Por favor CORDURA.

Ahora yo practico la pesca deportiva, pero solo pescamos lo necesario para alimentarnos, si somos 5 pescamos como mucho 6 y si pescamos mas es para tener para la semana, otro arte que me ha empezado a llamar la atención es la cetrería, pero no para cazar porque sí. Si no por el vinculo ave-humano, en el cual el humano no somete al animal a su voluntad, pues puede llegar un punto en el que el ave se vaya y el cetrero debe dejarla ir, respetando la esencia del espíritu del ave. La libertad. Es un arte que enseña a convivir en equilibrio con las especies de aves, en respeto con la naturaleza. Cazar solo si es necesario.

Y aún me hace falta mucho por escribir, demasiado. Pero vamos por partes. Vamos por partes antes que tanta destrucción termine por llevarme por delante y destruirme a mi también.

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